Gabriel Soriano
Aguascalientes, Ags. – Urge contar con una regulación que establezca un marco de referencia para nombrar licenciaturas, evitando así posibles incongruencias legales y confusiones en sus perfiles profesionales.
No obstante, avanzar en esta materia representa un desafío considerable, según destacó Francisco Rangel Cáceres, titular de la Dirección de Educación Superior del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA).
En los últimos años, universidades públicas y privadas han introducido licenciaturas con nombres innovadores que buscan abarcar áreas de conocimiento más amplias o especializadas, como Arquitectura Bioclimática, Diseño en Arquitectura de Interiores o programas relacionados con inteligencia artificial. Sin embargo, estas denominaciones podrían generar vacíos legales o controversias.
“El nombre de las licenciaturas a veces causa problemas. Si bien no hay una ley que prohíba nombres poco comunes, estos pueden generar cuestionamientos. Hemos tenido casos en los que se sugiere modificar un nombre para alinearlo mejor al programa educativo, pero sin una norma que lo obligue, las instituciones pueden impugnar y ganar legalmente”, explicó Rangel Cáceres.
La Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior, conformada por académicos, empresarios y funcionarios del IEA, revisa los programas educativos para garantizar que cumplan con estándares pedagógicos mínimos y respondan a las necesidades del mercado laboral. Sin embargo, la falta de normatividad específica en la nomenclatura de carreras limita su alcance.
Rangel Cáceres subrayó que legislar en esta materia evitaría incongruencias legales en perfiles profesionales. “Por ejemplo, si una carrera de arquitectura incluye materias sobre inteligencia artificial, podrían llamarla Arquitectura con Inteligencia Artificial, y eso sería legalmente válido. Es importante establecer un marco para regular estos casos”, puntualizó.
Finalmente, recordó que el entorno laboral y educativo es dinámico, por lo que las carreras deben actualizarse constantemente para responder a las transformaciones tecnológicas y sociales. Sin embargo, esta evolución también debe estar respaldada por un marco legal sólido que evite confusiones y garantice claridad en los perfiles profesionales.