La Jornada
Nueva York.- En una de las denuncias más vívidas que se hayan hecho contra Harvey Weinstein, la actriz y productora mexicana Salma Hayek detalló en un extenso artículo la gravedad del acoso sexual y sicológico que sufrió por el productor, quien incluso amenazó con matarla por rechazar sus propuestas.
Hayek dice que el desacreditado magnate del cine convirtió en una pesadilla la producción de su proyecto sobre Frida Kahlo, Frida, luego de que la actriz rechazó sus múltiples propuestas sexuales.
Por años, él fue mi monstruo, escribió Hayek en una carta abierta publicada el miércoles por The New York Times (NYT).
Incluida este miércoles en la plataforma digital del diario, en ella Hayek indicó que aunque ya había revelado que ella había sido una de las docenas de mujeres que habían sido acosadas por Weinstein, había evitado revelar una serie de detalles.
Sentía que ya nadie se preocuparía por mi dolor. Tal vez esto fue un efecto de las muchas veces que me dijeron, especialmente Harvey, que yo no era nadie, dijo.
Hayek decidió detallar estos incidentes inspirada por quienes han denunciado sus experiencias en una sociedad que eligió a un presidente acusado de acoso y agresión sexual por más de una docena de mujeres, y quien además ha alardeado sobre cómo un hombre poderoso puede hacer lo que quiera.
La actriz aseguró que luego de que Weinstein aceptó producir Frida, un proyecto por el que ella había trabajado durante 14 años, el productor inició su ofensiva, que incluía aparecer de manera inesperada a todas horas de la noche en numerosos hoteles y ubicaciones.
Hayek enumeró los rechazos a Weinstein, quien pidió: ducharse con ella; verla bañarse; darle un masaje; dejar que una amiga desnuda se lo diera; practicarle sexo oral; desnudarse con otra mujer. La actriz añadió que con cada negativa, vino la ira maquiavélica de Harvey.
A rastras de festival
El productor le exigió a Hayek despedir a su representante y la arrastró físicamente fuera de la gala de apertura del Festival de Cine de Venecia, que honraba a Frida, a fin de que ella departiera con él y un grupo de prostitutas.
“El alcance de sus tácticas de persuasión pasó de hablarme con dulzura a esa vez cuando, en un ataque de furia, dijo las aterradoras palabras: ‘Te mataré, no pienses que no puedo hacerlo’”, reveló.
Tras innumerables rechazos, Hayek aseguró que el productor buscó entonces sabotear su película al amenazar con dar el guion a otra actriz, y al hacer peticiones virtualmente imposibles de cumplir.
En su opinión, yo no era una artista. Yo ni siquiera era una persona. Yo era una cosa: no era nadie, sino sólo un cuerpo, declaró.
Tras cumplir las solicitudes de producción de Weinstein, que incluían rescribir el guion, recabar 10 millones de dólares e incluir cuatro actores prominentes y un director de renombre para dirigir Frida, la obligó a filmar una escena de desnudo si quería finalizar la filmación.
En el texto, Hayek reflexionó: ¿Por qué tantas de nosotras, como artistas mujeres, tenemos que ir a la guerra para contar nuestras historias, cuando tenemos tanto que ofrecer? ¿Por qué tenemos que luchar con uñas y dientes para mantener nuestra dignidad?, cuestionó.
Hayek ofreció una respuesta: Creo que es porque nosotras, como mujeres, hemos sido devaluadas artísticamente a un estado de indecencia, hasta el punto en que la industria del cine dejó de esforzarse por averiguar qué querían ver las audiencias femeninas y qué historias nosotras queríamos contar.
Recuerda que sus negativas a masajes, duchas y relaciones sexuales lo encolerizaban. “No creo que él odie nada más que la palabra ‘no’”.
Hayek, que en los años 90 actuó en múltiples películas distribuidas por Miramax, empresa de Weinstein, le dio crédito por haberla ayudado a comenzar su carrera.
Cuando presentó a Miramax Frida para que la distribuyera, Weinstein le exigió a cambio cosas prácticamente imposibles. La actriz mexicana dijo que Weinstein insistió en que rescribiera el guion, consiguiera mayor financiamiento y, lo más vil para ella, agregara una escena de sexo con desnudo frontal total.
Con el fin de terminar lo que para ella era un proyecto de amor, ella aceptó. Sin embargo, dijo que sufrió una crisis nerviosa mientras rodaban la escena. Mi cuerpo no paraba de llorar y convulsionar, escribió.
No era porque iba a estar desnuda con otra mujer; era porque iba a estar desnuda con ella para Harvey Weinstein.
Aun así, Weinstein inicialmente se negó a estrenar el filme, pero eventualmente se ablandó ante la presión de la directora Julie Taymor y de Hayek. Frida llegó a recaudar 56.3 millones de dólares a escala mundial y fue nominada a seis premios Óscar, dos de los cuales ganó.
Desde las primeras acusaciones publicadas por The New York Times y The New Yorker contra el todopoderoso productor de cine Harvey Weinstein, a principios de octubre, no ha pasado un día sin que alguna personalidad relevante sea señalada por acoso o abuso sexual.
Hombres de las altas esferas políticas, el entretenimiento, los medios y de la cultura han sido los acusados más notorios, pero las víctimas provienen de todos los sectores sociales.
Se ha perdido la cuenta de las figuras caídas en desgracia en semanas pasadas. Además de Weinstein, el actor Kevin Spacey, los periodistas Charlie Rose y Matt Lauer, el director de orquesta James Levine, los fotógrafos de modas Terry Richardson y Bruce Weber, entre otros han sido acusados luego de que las actrices Ashley Judd, Rose McGowan y Angelina Jolie, así como más de un centenar de mujeres han acusado a Weinstein de abusos sexuales, acoso e incluso violación en algunos casos. Varias han revelado acuerdos entre abogados para que no se filtraran las agresiones.